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Río Atmosférico

¿En qué consiste el fenomeno llamado “río atmosférico”? ¿Cómo se origina?

Se denomina río atmosférico a una masa de gran tamaño de vapor de agua que es transportada por corredores largos y estrechos, que se desplaza en altura en la atmósfera, unido también a fuertes vientos en niveles bajos.

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Suelen ubicarse delante de un frente frío sobre los océanos; trasladando así agua desde la zona marítima a la continental; es decir, está vinculado a la circulación natural de calor y humedad entre el Ecuador y los Polos. Cuando un río atmosférico se encuentra en tierra puede ocasionar diversos fenómenos meteorológicos que incluyen precipitaciones abundantes de agua y nieve, inundaciones y aportes significativos hídricos.

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El término “río atmosférico” fue utilizado por primera vez por Zhu y Newell; ambos investigadores del MIT (Instituto tecnológico de Massachussets) en 1998. Recibe su nombre no solo por su forma (que en imágenes satelitales se asemeja a un río efectivamente), sino porque la cantidad de vapor de agua suspendida en altura que traslada uno de estos “ríos” se asemeja o supera a la cantidad de agua que contiene un río terrestre.

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Fueron descubiertos inicialmente a través de imágenes satelitales; pero mediante sensores de microondas de los satélites polares se pudo determinar la magnitud del agua transportada por estos gigantes, definiéndose así el índice TPW (total de agua precipitable) para determinar el caudal de agua transportada.

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De esta forma la definición de río atmosférico pudo incluir parámetros de extensión y cantidad de agua. Se denominó entonces río atmosférico a una banda de no menos de 2000 km de extensión, de hasta 1000 km de ancho y con un espesor de vapor no menor a 2 cm.[1]

Los ríos atmosféricos tienen un rol central en el ciclo de agua global, ya que representan más del 90% del vapor de agua transportado de norte a sur, aunque cubren menos del 10% de la circunferencia de la Tierra.

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Aunque la mayoría de los estudios sobre estos fenómenos se centran en su impacto en las costas del hemisferio norte; la cercanía al Océano Pacífico y la topografía montañosa sugieren que la costa Oeste de América del Sur es un sector vulnerable de verse afectado por los fenómenos de ríos atmosféricos.

 

[1] Rivera, Ángel; “Compartiendo el tiempo”, Editorial Punto Rojo, Sevilla (2015)

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¿Qué consecuencias trae a las regiones por las que atraviesa?

Un artículo reciente[1], publicado por un grupo de investigadores y colaboradores del CONICET,  de la Universidad de Chile y de la UC de San Diego en el Journal of Hydrometeorology de la American Meteorological Society; desarrolló un análisis de la periodicidad, intensidad e impacto de los Ríos Atmosféricos en las regiones chilenas y argentinas de la Cordillera de los Andes; buscando identificar particularidades y conexiones entre estos y los que afectaron a los Estados Unidos.

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Como resultado del intenso estudio y toma de datos entre los períodos de 2001-2016; en los cuales se sustentó en antes mencionado artículo; se pudo determinar que:

  • En la zona andina de Chile, los ríos atmosféricos llegan al continente con mayor frecuencia entre los 38° y 50° latitud Sur; es decir en las regiones de Araucania, Los Lagos y Aisen. Las condiciones para estos se maximizan en un período de 35 a 40 días en el año; especialmente en las estaciones de verano y otoño en la región de que abarca desde Temuco hasta Palena aproximadamente; y en invierno y primavera para la región desde Palena hasta Isla Madre de Dios. Los ríos atmosféricos que impactan sobre esta región del territorio chileno aportan entre el 49% y el 63% de las precipitaciones totales anuales.

  • Mientras tanto en la zona andina de Argentina; los ríos atmosféricos solo logran penetrar el continente por debajo de los 35° Sur, es decir, desde la zona sur de Mendoza hasta el resto de la Patagonia. Pero la potencialidad de estos fenómenos solo se ve incrementada a lo largo de 15 a 20 días en el año y la contribución a las precipitaciones anuales es solo del 10%.

 

De hecho, fenómenos recientes acontecidos en nuestra región se vinculan con la presencia de ríos atmosféricos; que dejaron secuelas principalmente en el territorio del país vecino de Chile; pero que también alteraron los parámetros normales para nuestro país en esta zona de la Patagonia.

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Uno de los eventos más significativos corresponde al 15 de mayo pasado; fecha en la cual la zona de Palena sufrió intensas lluvias que trajeron aparejado deslizamiento de terreno, aludes, desborde de ríos y hasta la desaparición de una persona. La precipitación acumulada en ese momento en 24 horas fue de 185 mm; es decir, 185 litros por metro cuadrado. A esta se sumó el derretimiento de nieve previamente caída en altura; lo que provocó el descenso de grandes masas de agua y barro en las laderas de la montaña.

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En ese mismo momento, de este lado de la cordillera, también se registraron altos valores de precipitaciones; superando la cantidad de precipitación esperada en un lapso tan breve de tiempo, siendo el acumulado de 86 mm. para Trevelin y 58 mm. para la ciudad de Esquel.

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En el actual contexto de calentamiento global; podría de esperarse que este tipo de fenómenos se incremente, considerando que el aumento en las temperaturas potenciaría la evaporación del agua acrecentando su capacidad de transporte. Pero, lo cierto es que, no existen certezas en este nuevo escenario climatológico sobre cómo puede estructurarse finalmente la circulación natural atmosférica, y en definitiva la naturaleza e impacto de estos fascinantes ríos del aire.

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[1] Viale, M., R. Valenzuela, RD Garreaud y FM Ralph, 2018: Impactos de los ríos atmosféricos en la precipitación en el sur de América del Sur. J. Hydrometeor. , 19 , 1671–1687

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Agradecimientos: Maximiliano Viale investigador en Ciencias Atmosféricas IANIGLA del Conicet y Licenciado en Ciencias de la Atmósfera.

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