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EL Covid 19  no desacelera el aumento del  CO2 en la atmósfera.

Según anunciaron el pasado 4 de junio los científicos de la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica) y el Instituto de Oceanografía Scripps de la Universidad de California en San Diego, el dióxido de carbono atmosférico medido en el Observatorio Mauna Loa alcanzó un alza estacional de 417.1 partes por millón para mayo del 2020, la lectura mensual más alta jamás registrada.

Al contrario de lo que la lógica podría sugerir el impasse industrial y económico que vive el mundo a causa de la pandemia del Covid 19 no basta para que los niveles CO2 en la atmósfera se reduzcan. Si bien las emisiones podrían verse disminuidas en este contexto global, la larga vida que tiene este gas en la atmósfera genera que cualquier disminución en el corto plazo, no garantice una reducción de las concentraciones de CO2 en la atmósfera.  

El observatorio de Mauna Loa, ubicado en Hawái, es un sitio de monitoreo que funciona como referente en el control del CO2, ya que ha permitido realizar registros ininterrumpidamente desde el 1974. En este observatorio, Charles David Keeling del Instituto Scripps de Oceanografía, fue pionero en el monitoreo de CO2  trabajando en paralelo con el NOAA en la toma de mediciones; y fue el autor de la llamada “Curva de Keeling” que muestra el impacto antropogénico sobre los incrementos en las concentraciones de CO2.

                                               

Es importante comprender que los niveles de CO2 responden a crecimientos y decrecimientos estacionales, relacionados con el dióxido emitido por el suelo y las plantas en el período otoño-invierno y comienzos de la primavera; por lo que generalmente en el Hemisferio Norte el pico de niveles de CO2 atmosférico se encuentra en el mes de Mayo. De todas formas las mediciones han devuelto que los niveles se han ido incrementando continuamente año a año, alcanzando en el Mayo 2020 un valor récord.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Lo cierto es que, los altos niveles de dióxido de carbono en la atmósfera (entre otros gases de efecto invernadero) aumentan las temperaturas en la superficie de la Tierra; amenazando la estabilidad de la vida en nuestro planeta sometiéndola a condiciones cada vez más inestables y extremas. 

Los datos de dióxido de carbono en Mauna Loa constituyen el registro más largo de mediciones directas de dióxido de carbono en la atmósfera. C. David Keeling, del Instituto de Oceanografía Scripps, comenzó a medir en 1958 en la estación meteorológica NOAA. NOAA comenzó sus propias mediciones de CO2 en mayo de 1974, y han corrido en paralelo con las realizadas por Scripps desde entonces. Crédito: NOAA y Scripps Institution of Oceanography.

Este gráfico muestra los últimos cuatro años completos del registro de dióxido de carbono de Mauna Loa más el año en curso. Las líneas rojas discontinuas representan los valores medios mensuales, centrados a mediados de cada mes. Las líneas negras representan lo mismo, después de la corrección para el ciclo estacional promedio. Crédito: NOAA

Observatorio Mauna Loa - NOAA

Fuente: Página Oficial NOAA.

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